Estimados miembros de la OCPM,

Como Presidente de la OCPM, debo expresar mi profunda preocupación por el desarrollo de la situación militar en Ucrania, que es un ataque directo contra la democracia, las normas internacionales de derecho y la libertad. En estas circunstancias inaceptables, deseo reiterar el fuerte compromiso de la OCPM hacia todas sus ciudades miembros y sus valores, que forman el núcleo de nuestra red de solidaridad.

La guerra ejerce una presión dramática que puede llevar a la destrucción total o parcial de las ciudades, y con ellas de las sociedades, y esa es una perspectiva intolerable que empobrece los valores y el patrimonio de la humanidad.

Tal y como se define en su carta, la OCPM se compromete a mantener un apoyo sincero a la paz, fomentando la cooperación y la solidaridad entre las naciones. Estamos firmemente convencidos de que es especialmente en las ciudades, donde se concentran las poblaciones humanas, donde se expresan los rasgos culturales de los pueblos. Nuestras comunidades vivas, nuestro patrimonio común y los valores universales reconocidos especialmente en las Ciudades del Patrimonio Mundial deben ser protegidos, preservados y valorados de acuerdo con los tratados internacionales.

Apoyando plenamente la declaración de la UNESCO relativa a la situación en Ucrania, la OCPM hace un llamamiento a las autoridades responsables para que frenen los ataques y eviten causar daño a los civiles inocentes y todos los aspectos de su cultura e identidad, incluido el patrimonio edificado e inmaterial.

Como comunidad de ciudades históricas, la OCPM se une hoy al pueblo de Ucrania. Invito a los miembros de la OCPM a considerar toda la ayuda posible a la ciudad de Lviv, a las ciudades ucranianas del Patrimonio Mundial y ciudades históricas, y a todos los ciudadanos de este país herido. No limitemos nuestros esfuerzos para ofrecer un apoyo tangible y una ayuda eficaz a los ucranianos en estos momentos de peligro, como nuestra contribución a la paz mundial, al desarrollo y al futuro exitoso de nuestras ciudades.

Jacek Majchrowski